Capitulo 3- Derritiendo el helado.
Habían pasado varios días desde que comenzaba a ser “normal” que los gemelos estuvieran por toda la casa. Inclusive Kaito había acordado comprar un poco más de helado para compartir con ellos y el refrigerador había sido llenado de cosas que ellos podían comer. Sin mencionar que había plátanos y naranjas incluidas a la dieta de todos.
Mientras todos estaban felices de tener a los pequeños en casa, la diva Vocaloid Miku Hatsune estaba bastante molesta… No sólo porque sentía celos y envidia, sino porque no podía creer que ahora ya no era la consentida, inclusive Kaito había dejado de prestarle atención, ahora todo el día se la pasaba con ese niño molesto que se creía el más bonito de la casa.
-He convocado esta junta- decía Miku con su peculiar acento- porque están cerca las audiciones.
Las audiciones, ¡Vaya noticia! Y así comenzaba el trabajo para todos y Kaito se sentía aún más frustrado por no poder componer ni una sola nota. Miku estaba segura de si misma, siempre resultaba ser la favorita por mucho y todos los demás no eran más que un extra. Inclusive cantar a dueto con ella era todo un reto, no porque fuera difícil, sino porque Miku ponía demasiadas trabas; y era ella misma quien escogía a quien cantaba con ella, claro que siempre terminaba siendo Kaito el que cantaba con ella todas esas canciones románticas que hacían que les viera como una pareja de enamorados.
Estaban todos sentados en la sala, mirando a Miku, la cual estaba orgullosamente en medio, dando su gran discurso. Rin se abrazaba del brazo de Gakupo, y Kaito no hacía más que sorprenderse de la naturalidad con que lo tomaba ahora.
-Entonces he decidido que hay que ensayar- Miku sólo quería que todos cantaran para dejaren claro que ella sería siempre la diva con la voz más hermosa.
-Paso- dijo Kaito- sabes bien que no he podido escribir nada desde hace tiempo- bajó la mirada un poco y volvió a su taza de helado. Si, estaba comiendo helado.
Len estaba sentado a su lado, lo miró de reojo y pensó en lo que acababa de escuchar.
-Yo te puedo ayudar a componer- dijo el niño rubio con una sonrisa.
-Gracias, Len- Kaito le devolvió la sonrisa.
Y la diva se enfureció.
-Los hermanos Kagamine deben cantar juntos- dijo como poniéndolos juntos a fuerzas.
Len la miró con una mirada seria y luego volvió sus ojos a Rin, quien también lo miraba atentamente. Los dos se levantaron de la comodidad de sus asientos y caminaron hasta donde estaba Miku.
-Yo siempre he cantado con Rin- dijo Len tomando la mano de su hermana- es la mejor compañera que puedo tener en el escenario, y es la chica con la mejor voz que he conocido.
-¡Así se habla!- gritó una Meiko, ya medio mareada pero llena de emoción.
Rin sonrió ante el comentario de su hermano y apretó más su mano.
-Y yo pienso que Len es la mejor voz con la que puedo cantar.
-Además- Len miró a Miku desafiante- Rin es la chica más linda que hay en este lugar. Porque claro, si yo fuera chica, sería la mejor.
Kaito y Gakupo se sonrojaron, cada quien por su respectivo gemelo, pero aún así todos los demás se conmovieron por el discurso de los gemelos. Todos excepto la chica de las coletas.
-Comos sea-no atinó a decir nada más- ustedes van a estar juntos.
-Permítanos demostrarles de lo que somos capaces- dijeron los dos, perfectamente sincronizados- cantaremos a capela sólo para ustedes.
Sin soltar sus manos comenzaron a cantar, y sus voces resonaron por toda la casa como si tuvieran un amplificador atado a sus gargantas. La dulce voz de Rin acompañada de la acidez de Len les hacía un dúo más que perfecto.
Todos se quedaron callados mientras disfrutaban de sus voces acústicamente perfectas.
KURIPUTON no minna-san ima made sodatete kurete arigatouIma sudachi no toki ga kite bokura tabidatte iku yoROODOROORAA de!
Los gemelos le ponían empeño y un sentimiento impresionante, a pesar de que sólo cantaban sobre su gran aplanadora amarilla. Luka entrelazaba sus manos junto a su rostro para disfrutar de sus voces y Meiko estaba más que contenta, le ponía de buen humor y con muchas ganas de seguir con la fiesta. Gakupo disfrutaba de la vistade la pequeña Rin, y en ese momento pensaba en una canción.
Sólo Kaito estaba pasmado sin nada que decir, sólo se sorprendía más y más, pensaba en esa voz y en toda su perfección; sería lindo poder hacer un dueto con él.
-Gracias -los dos hicieron una reverencia mientras todos les aplaudían.
Miku aplaudía de mala gana y muy despacio, restregando todos sus sentimientos en ojos de Len.
-Deberían cantar otra- dijo la diva mientras tomaba el lugar en el sillón que había sido de Len- ¿verdad Kaito?- lo miró y le sonrió mientras se abrazaba de su brazo.
-Eh…- Kaito no supo que hacer, por una parte si quería escuchar más a los gemelos, pero también quería que Miku se quitara de allí; sentía que los ojos de Len lo fulminaban.- Creo que… sería lindo- atinó a decir mientras sonreía con preocupación.
Rin se dio cuenta de la actitud de Miku y apretó más la mano de su hermano, mientras este no hacía otra cosa que mirar seriamente la escena que le disgustaba de sobremanera.
-Ya no quiero cantar- dijo sin más.
Todos se quedaron callados ante la seriedad con la que hablaba el chico, parecía que era todo un adulto.
-¿Por qué no jugamos algo?- Rin soltó la mano de Len y sonrío inocentemente hacía donde estaban Luka, Meiko y Gakupo.
-Me parece buena idea- dijo Gakupo tratando de captar la indirecta que Rin había mandado.
“Esto se va a poner feo” dijo Rin con los ojos. Y el súper entrenado samurai lo captó de inmediato “Todo bajo control” respondió con los ojos.
-Que niño tan inmaduro- dijo Miku- Eso no es profesionalismo.
Le dolió, apretó los puños de sus manos sin dejar de mirar a Miku fijamente. La tensión de la situación subió a tal punto, que Rin se preocupó, sabía de lo que su hermano era capaz cuando estaba enfadado. Tenía ganas de decir “Aquí la inmadura eres tu” y defender a Len, pero sabía que eso sólo empeoraría las cosas.
-No thank you- dijo Len en un tono como cantando.
Y para sorpresa de todos, comenzó a cantar sobre el no querer cantar.
utae nai , utaeruwakenaidaro !utawa nai , No Thank You!!shikata naize ? rouman ha daze !?sono yume ha hakanai kara ...
Su voz era impresionantemente fuerte, y el tono que usaba era perfecto, altísimo y luego bajaba.
-Len siempre improvisando- Rin se sentó de nuevo junto a Gakupo, cruzando los brazos con una sonrisa en el rostro- había olvidado la habilidad de Len para hacer lo que quiere.
-Menos mal que tu hermano es inteligente- Gakupo cerró los ojos con satisfacción.
-¿Por qué dices eso?
-Porque Kaito es un completo imbécil.
Cuando Len terminó de cantar su canción sobre “no cantar” la diva estaba impresionada, le habían dado una cachetada con guante blanco y ya no sabía que hacer ni que decir, ahora la inmadura parecería ella si hacía algún comentario estúpido. Claro, a sus 16 años no se podía esperar mucho de la princesa, ¿verdad?
Kaito se quedó boquiabierto y comenzó a aplaudir, haciendo el agarre de Miku a un lado.
-Que maravilloso- sonrió- me inspiras Len- si, estaba contento porque podía sentir la emoción de la canción. ¿Así que eso era la verdadera inspiración?- Me encantaría escuchar todo eso con música, sería demasiado genial, ¿no lo crees Miku?
La chica de cabello verde volteó su mirada y se puso de pie.
-Quizá, pero eso lo veremos después- se retiró totalmente enfadada.
-Pobrecilla-dijo Luka- Miku jamás se acostumbra a los nuevos talentos- y sonrió mientras revolvía el cabello de Rin- pero algún día tiene que aceptar que ellos son adorables.
Rin se dejó consentir por Luka, parecía como toda una madre con esa sonrisa paciente y esos ojos tan profundos.
Finalmente Len sonrió y se sentó donde era su lugar.
-Gracias-le dijo a Kaito.
El chico de hielo sólo respondió con una enorme sonrisa que logró sacar un sonrojo de las mejillas de Len.
***
La tarde había pasado entre juegos y pláticas, la ebriedad de Meiko y las extravagancias de Luka. Era hora de dormir y los únicos que estaban despiertos en casa eran sólo los hombres. Gakupo y Kaito se encontraban en la sala, mientras Len hacía cambios importantes en el pizarrón de su habitación.
“¡Maldita, te odio! ¡Eres una…!” y una sarta más de palabras que todos podrían jurar que los gemelos jamás habían escuchado en sus vidas.
Mientras los mayores revisaban “cosas importantes” en la sala.
-Dios-Kaito estaba rojo de pies a cabeza- ¿Cómo pueden hacer esas cosas?- se tapaba la cara.
-No hagas tanto ruido o vas a despertar a todas y nos van a correr- Gakupo sostenía una revista en sus manos.
Kaito ojeaba de vez en cuando, y luego volvía a apenarse demasiado y desviaba la mirada.
-La conseguí de recién- el samurai parecía orgulloso de sí mismo- No vas a negarme que es lo más sexy que verás en este mundo- soltó una risilla cómplice.
-¿Sexy?-una vocecita curiosa les espantó por detrás.
Los dos chicos saltaron de sorpresa. Kaito casi sentía que se le paraba el corazón al ver a Len detrás del sillón, observando atentamente lo que Gakupo estaba ojeando en la revista.
-Porno-apuntó la revista.
-Que descarado- Gakupo intentó cerrar la revista, pero luego lo pensó, Len no era tan pequeño y de seguro sabría muchísimo más que ellos sobre el tema.
-Que pena-Kaito tenía la cara completamente roja, pensaba y repasaba todo en su mente.
Se quedaron estáticos por un momento hasta que Len pasó sus brazos alrededor del cuello de Kaito y recargó su rostro en su hombro para ver con comodidad la revista en manos de Gakupo.
-¿No tiene chicos?
¡Vaya! Un comentario que los heló aún más de lo que ya estaban.
-¿Chicos?-lo repitió Gakupo- ¿Te gustan los chicos?
-Pues- Len comenzó con su explicación- me llaman más la atención, además de que me excita más imaginar a un chico que a una chica.
Kaito comenzó a sentir calor. ¿Calor? El príncipe del hielo sintiendo calor.
-La chica más hermosa del mundo es mi hermana- continuó Len- y jamás me atrevería a tocarla, simplemente las chicas son como mi hermana. No puedo imaginar nada pervertido con ellas.
-No debería hacer ningún comentario, ¿verdad?- Gakupo cerró la revista entre sus manos.
-No- Len lo miró juguetón- ¿Crees que no sé que andas con mi hermana? Sería extraño ver porno con mi cuñado mientras sé que te imaginas a Rin.
OK, esa plática estaba rebasando los límites de Kaito, quien simplemente trataba de no mirar a nadie a los ojos y controlar el calor que invadía su cuerpo. Dios, esa bufanda estaba demasiada pegada a su cuello, justo como lo estaba Len.
Gakupo se puso de pie.
-Creo que mejor me voy- estaba incómodo, un pequeño niño lo había logrado derrotar- eres todo un maestro- dijo al momento que salió corriendo hacía su habitación.
Len sonrió con satisfacción.
-No quería asustarlo- susurró cerca del oído de Kaito- ¿Vamos a tu habitación?
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