sábado, 23 de febrero de 2013


Capitulo 5- Celos de hermanos y consejos de amigos

Los celos son un sentimiento involuntario, es algo que se puede controlar haciendo una mueca rara con el rostro y disimulando que no afecta, sin embargo no por eso se deja de sentir. Inclusive puedes apretar los dientes durante la noche y de todos modos vas a seguir sintiéndolos.

Esas fueron una de las pocas cosas que Len Kagamine hacía para combatir sus celos, de Miku, de Gakupo y de Rin. ¿Por qué de ellos? Sentía celos de Rin porque ella había hecho algo que él aún no, tenía celos de Gakupo porque a fin de cuentas estaba haciendo cochinadas con su hermana y se creía con el derecho de toquetear a Kaito también, y la más importante, tenía celos de Miku porque esa desgraciada siempre andaba prendida de su hermoso chico helado.

-Len- Estaba Luka revisando su dentadura, llevaba más de dos días con ese hábito extraño- Deberías dejar de apretar los dientes por la noche, es malo, no quiero tener que llevarte al dentista.

En la habitación de Luka, todo era de un matiz casi rosa con unos toques pasteles que le hacían ver femenino pero no aniñado, era simplemente un ambiente digno de una madre cariñosa.

-No lo hago conscientemente- Len se disculpó y se sentó en el suelo, mirando a Luka desde abajo- Es sólo que Rin no escribe desde hace dos días y está toda rara, por otro lado ¡Kaito me ignora! Nunca se quiere quedar a solas conmigo- cruzó los brazos con molestia.

-¿Rara?- al parecer Luka no había escuchado el “Kaito me ignora”- ¿Por qué no intentas hablar con ella?

Len se le quedó viendo algo extrañado.

-He hablado con ella- dijo- dejaré de apretar los dientes por la noche cuando todo se ponga en paz.

Dicho esto se puso de pie y se salió de la habitación de Luka para deambular por los pasillos de noche.

Luka se quedó pensando en muchas cosas y luego sonrió; después de todo, le había pedido a Kaito que cuidara a los gemelos y lo estaba haciendo perfectamente bien.

***

Ahora estaba sin saber que hacer, había estado evitando al pequeño Len por más de dos días y se sentía un poco culpable. No podía dejar de pesar en sus piernas, en sus caderas, en ese delicioso cuerpo que…

-¡¿Pero qué me pasa?!- se llevó las manos a la cabeza mientras comía su pequeño aperitivo de media noche.

Estaba sentado en la mesa, con su pijama puesta, comiendo un litro de helado, sólo para compensar el no poder dormir.

-Yo también me pregunto lo mismo Kaito- la voz de Gakupo a un lado suyo se hizo presente.

Kaito lo miró casi con miedo.

-¡¿Qué haces aquí?!- luego se le cruzó por la mente otra cosa- Gakupo… eres un idiota- metió la cabeza en el helado.

-¡¿Yo?!

Si, había sido por culpa de Gakupo que Kaito no podría acercarse a Len, y también había sido su culpa que se obsesionara con él… y, dios, ya ni siquiera recordaba el por qué era todo culpa de su amigo.

-Kaito- el samurái sacó a su amigo del helado- no es sano que hagas eso- lo miró con una sonrisa pícara- tu deberías de dejar de hacerte menso.

-¿Cómo tu?- lo miró- ¿Qué le hiciste a Rin?

“La pregunta” eso que todos querían saber.

-¡Kaito!- Gakupo saltó a sus brazos con lágrimas en los ojos- Deberías preguntar… ¿Qué me hizo ella?

¿Ella? Kaito no podía creer que hubiera sido su amigo el violado, pero ahora que lo pensaba mejor, también Len había sido el causante de sus desvelos y desesperadas noches de helado.

Rin y Len

Rin y Len…

-Esos gemelos son tan precoces- Gakupo comenzó a comer del helado de Kaito- pero ahora que Luka te ha pedido que los cuides, estás todo el tiempo con Rin y a Len lo abandonas.

-No es eso- los dos comían del helado como dos mujeres deprimidas- lo que pasa es que eres un pedófilo.

-¿Yo? Oye Kaito, ¿te haz visto en un espejo?

Los dos amigos comenzaron a reír ante la ironía de la situación.

-De  cierta manera, nosotros sólo somos víctimas- razonó el samurái- ahora lo inevitable se ha hecho realidad. Ahora tú debes decidir, mejor dicho, si quieres dejarte llevar por el jueguito de Len o hacerte un adulto responsable.

El chico de hielo se quedó pensando largo rato con la cuchara en la boca, ¿el jueguito de Len? Le gustaba ese juego, le hacía sentir ese calor que recorría su cuerpo todas las noches, esa necesidad de tocarlo, de hacerlo suyo, esa lujuria que jamás en sus veinte años había sentido nunca.

Lo que pasa es que Kaito es un niño pequeño, y Len es un muchacho lujurioso. O al menos a esa conclusión había llegado el mismo Kaito frente a su escritorio, con una hoja de papel y un nuevo helado esperando a ser comido hasta la última cucharada.

Al menos sabía que esa noche Gakupo no sería violado, porque la habitación de los gemelos se encontraba custodiada por él.

-Len…- suspiró al tomar un lápiz y comenzar a hacer trazos en la hoja.

Lo imaginó de nuevo, esta vez se dejó llevar por las imágenes que hacía su mente sobre sus ojos.

El pequeño Len sin ese estorboso short, con sus mejillas rojas y los labios medio abiertos. Su cabello suelto y revuelto, sin esa camisa….

Puso sus manos entre sus piernas con un gran sonrojo en su rostro.

-¿Qué es lo que estoy pensando?- no podía evitarlo.

Bastaba una simple imagen para ponerlo así, y la verdad es que no quería dejarse llevar por ese sentimiento necesitado que atravesaba su cuerpo, quería… necesitaba…

Se paró silenciosamente y puso el seguro en la puerta de su habitación; no quería ninguna interrupción.

Así comenzó a imaginar… el besar su cuello, y ese gemido imaginario que salió de sus pequeños labios, mientras pasaba sus temblorosas manos por su pecho, enredando sus dedos en su larga bufanda.

¿Qué clase de expresión haría Len en un momento como ese? De seguro sonreiría maliciosamente y abriría sus piernas lo más posible. Cerró sus ojos para imaginarlo mejor, hizo a un lado la bufanda y procedió a atender lo que había entre sus piernas que demandaba atención. Metió su mano izquierda por debajo de su ropa interior y suspiró al sentir su propia exaltación.

“Kaito” de seguro gemiría de esa manera, y mostraría su pecho desnudo “tócame”

Mordió su labio inferior para no hacer ningún ruido y comenzó a mover su mano experta por entre sus piernas, tomó su erección con cierta duda y comenzó a darse un poco de placer momentáneo.

“Ah” de seguro cerraría sus ojos azules y le dejaría hacer lo que quisiera “Kaito, dame todo lo que tengas”

Continuó con ese movimiento que le estaba volviendo loco, ese movimiento que le alentaba a gritar, a salir corriendo de su habitación y tomar al gemelo rubio que le atormentaba en las noches de insomnio.

Su nombre saliendo de los labios de Len, esos gemidos que sus manos provocaban.

-Ah- no podía aguantarlo más.

Se dedicó por completo a atenderse a si mismo y sintió pronto su orgasmo.

“¡Ah” acompañado del orgasmo de Len en su imaginación. Sacó su mano de donde estaba y alcanzó la caja de kleenex que estaba en su escritorio.

-Diablos- mencionó con un notorio sonrojo en su rostro mientras limpiaba todo- me voy a volver loco.

Fue cuando sus ojos azules se fijaron en la hoja blanca frente a el.

Shotarella escribió de repente y no pudo detener su escritura en toda la noche. La inspiración había regresado a él en forma de un bello gemelo rubio llamado Len Kagamine, ¿verdad?

***

Len no podía dormir, cruzaba los brazos por atrás de su cabeza.

-Rin- sabía que ella también estaba despierta.

-Len- ella le contestó.

-Nunca me contestaste- estaba un poco molesto.

-Lo siento Len- Rin asomó su cabeza desde su cama, que era la de arriba- En seguida lo haré- sonrió- es que… realmente creo que estoy confundida.

Dicho esto, se bajó de la cama y caminó hasta el pizarrón para escribir con el plumón morado.

-¿Confundida? ¿Por qué?

“Ya… y creo que lo amo” puso sin más y se sentó en el piso.

Los ojos de Len se abrieron de par en par, dejando ver ese brillo azul en sus ojos.

-¿Enamorada?- caminó rápido hasta sentarse a un lado de Rin y la abrazó con emoción- ¡Es increíble Rin! Ahora debes lucha por él, claro que si te hace algo lo voy a matar.

Rin sonrió un poco insegura.

-Len, ¿Tú sientes algo por Kaito?

Se quedó callado de repente y se sumió al silencio. Se puso de pie y escribió con el plumón azul.

“No lo sé… pero lo averiguaré pronto”

Y le sonrió a su hermana, la cual estaba más tranquila después de confesar su amor por el samurái. Len pensaba en como hacer para quitar la seguridad que los envolvía y ayudar a Rin para que estuviera a solas con Gakupo.

-Debes decírselo- dijo Len- Kaito y yo te ayudaremos- sonrió con seguridad.- se lo pediré de favor y me daré cuenta si realmente siento algo por él.

domingo, 17 de febrero de 2013


Capitulo 4- ¿Tú ya?

¿Qué era lo que estaba pasando? Kaito no podía explicarlo con palabras simples, sentía que todo su cuerpo se estremecía y el calor que jamás le había invadido antes se hacía partícipe de todo su ser.

¿Len? Pero… no, no había nada pequeño en esa escena, y Kaito se reprendió mentalmente por pensar en ello.

-¿Kaito?- Len se empezaba a frustrar por la lentitud en los reflejos del otro muchacho- ¿Qué esperas?

Kaito no podía mencionar nada, no podía razonar, todo su ser estaba envuelto en una fina tela de confusión en la que no podía ver más allá del calor que su cuerpo recibía con tan ligero toque.

Len chasqueó la lengua con fastidio, le perturbaba la lentitud de Kaito,pensaba que en cuanto hiciera eso tendría al otro chico a sus pies, sin embargo sólo había logrado un estado de shock. Se quitó de atrás y camino hasta quedar frente a Kaito, lo miró fijamente a los ojos mientras se subía a sus piernas, quedó sentado encima de él con sus piernas a los lados; le pasó suavemente los brazos por el cuello, sobre la bufanda y sonrió sensualmente.

-¿Kaito, iremos o no?- murmuró, comenzando a acomodarse entre las piernas de Kaito, sólo para saborear lo que tanto anhelaba- ¿Ya te emocionaste?-río por lo bajo ante su respuesta física.

Kaito podía sentir su sonrojo, un profundo color rojo en sus mejillas y aquello que en su cuerpo había despertado con tan sólo unas palabras; y tenerlo allí a su merced, queriendo algo más, dispuesto a todo. Len, ese niño que le daba miedo y le llamaba la atención, le estaba pidiendo que fueran a su habitación… ¿Qué es lo que debía hacer?

-Len- por fin habló, automáticamente pasó sus manos alrededor del cuerpo del niño- Pero ¿¡Qué estoy haciendo?!-siguió reprendiéndose sin controlar su cuerpo del todo- Len…

Podía sentir el cuerpo del pequeño, es cuando se dio cuenta que su ropa no era lo suficientemente gruesa. Bajó su vista un poco y vio las blancas piernas de Len, sintió unas terribles ganas de acariciarlas, de que estuvieran aferradas a su cintura…

-Eres lento- Len sonrió y depositó un pequeño beso en su mejilla-Nii-chan

-¿¡Cómo puede tener el descaro de llamarme así en un momento como este?!- seguía pensando demasiado, pero de todos modos no había nada que pudiese hacer, ¿o si?

Kaito podía sentir su propia erección y casi grita cuando Len comenzó a moverse morbosamente por sobre sus piernas, juntando sus partes íntimas de una manera deliciosa que le hizo aferrarse más a ese abrazo.

No podía contenerse, tenía que… tenía que…

-¿Qué hacen despiertos a esta hora?- la voz de Luka los sacó de sus intenciones en tan sólo mili segundos de tiempo.

-¡Ah!- Kaito separó a Len por los hombros y se puso de pie con el niño entre sus brazos- Es que estábamos leyendo y Len se quedó dormido- rió mirando a Luka- lo llevaré a…a…

-¿A su cama?- Luka tenía los ojos entre cerrados, por lo que no podía ver muy bien la escena. Con su larga pijama de seda y los cabellos alborotados abrió el refrigerador para sacar un aperitivo de media noche.

-¡Si!- se notaba claramente el nerviosísimo en sus palabras. Pero rogaba a Dios para que Luka no lo mirara de la cintura para abajo.

La chica simplemente asintió y dejó que los dos chicos se fueran.

-Espera Kaito-  volteó  verlos, ellos de espaldas hacía ella- La habitación de los gemelos está cerrada con llave… intenté entrar para ver que ya estaban dormidos pero no pude, quizá tienen problemas de inseguridad-comenzó a comer su aperitivo- como sea, será mejor que lleves a Len a tu habitación, no quiero que despiertes a Rin.

Kaito tragó saliva y Len mostró una pequeña sonrisilla haciéndose el dormido. Lo importante era que Luka no los había descubierto, porque claro, si eso hubiera pasado el único culpable sería Kaito, Len sólo se convertiría en el niño violado, víctima del abuso y la perversión… No podía dejar que Luka tuviese esa imagen de él.

Caminó por el pasillo oscuro hasta llegar a su habitación y escabullirse en ella sin ningún problema.

-¿Por qué habrá cerrado la puerta?- Len bajó de los brazos de Kaito y bostezó- eso es raro…- ahora lo único que estaba en su mente, era el por qué su hermana lo había dejado afuera.

-Quizá…- lo pensó mejor y decidió no decir nada. Lo que estaba pensando iba más allá de lo que le podía decir a Len, y además, Rin era su hermana y no pretendía que los gemelos pelearan o algo por el estilo- simplemente cuando saliste pusiste el seguro.

-A lo mejor- bostezó con mayor fuerza y se metió en la cama- Dormirás conmigo, ¿verdad?

Kaito se retiró la bufanda del cuello y suspiró. Se comenzó a desvestir sin importarle que Len estuviese presente y se metió a la cama.

-¿Me abrazas?- Len lo miró con esos ojos azules.

Había algo en aquellos ojos, que eran diferente a los suyos, tenían un dejo de… perversión.

Kaito sólo asintió y tomó al pequeño entre sus brazos, no podía quitar de su cabeza lo que acababa de pasar en la sala, pero no quería tomarle mucha importancia, después de todo Len era sólo un niño.

***

Cuando despertó hacia el nuevo día, escuchó los quejidos de Miku del otro lado de su puerta, escuchó que Rin corría demasiado feliz y Gakupo iba detrás de ella, entonces… alguien tocó a su puerta.

-Kaito, ¿Puedo pasar?- era la dulce voz de Luka.

Se talló los ojos y respiró profundamente sintiendo un peso en su pecho,miró y se encontró con la rubia cabellera de Len, se había quedado dormido en su pecho.

-Si- dijo con voz firme mientras la chica abría la puerta.

-Kaito- cerró la puerta detrás de ella y se sorprendió al ver a Len- Que lindo, parecen hermanos- sonrió dulcemente ante la escena y luego volvió a lo que venía- Kaito, creo que Gakupo se trae algo con Rin, ¿No lo crees? Digo… me preocupa- la chica cruzó sus manos frente a su pecho.

-Luka, ellos son más maduros de lo que crees- pasó una de sus manos por el cabello de Len, maravillado ante lo hermoso y tierno que se veía cuando estaba dormido- No creo que Rin se dejaría hacer algo por Gakupo y además, tu sabes que no es un mal sujeto, sólo es un poco…

-¡Reverendo idiota!- Luka suspiró- De todos modos, voy a encargarte a los gemelos a ti.

-¡¿A mi!?- se alarmó, eso significaba que…

-Si- dicho esto abrió la puerta para salir- ah, ya está el desayuno, así que ya despierten.

Se quedó allí, medio dormido, con una preocupación más en su pecho y el hecho de que si Len volvía a tratar de seducirlo… quizá se ganaría un gran título de “pedófilo” en su cabeza. Y es que no podía evitarlo, veía a Len como un niño, pero todo lo que decía y como actuaba le hacían parecer inclusive mayor que él.

-Len- le pasó una de sus manos por la espalda- debemos desayunar ahora.

El rubio despertó con un gran bostezo, tallándose uno de sus ojos con el dorso de su mano. Se puso de pie y no dijo nada, simplemente salió de la habitación de Kaito para entrar a su habitación. Abrió sus cajones y buscó algunas de sus ropas, fue entonces cuando volteó a ver el pizarrón.

“Ya” estaba escrito con el plumón morado.

Sus ojos se abrieron de par en par y un escalofrío recorrió su cuerpo.Tomó un plumón amarillo y escribió justo debajo de eso.

“¿Tu ya?”

Chasqueó la lengua con fastidio y salió de su habitación con el cabello suelto.

-Len, ¿quieres que te peine?- lo miró Rin con una sonrisa.

Len la miró y la examinó pensando en todo lo que significaba esa palabra en el pizarrón.

-No gracias- estaba frustrado, quería saber que significaba eso. Además,no podía creer que Rin hubiera hecho sin siquiera decírselo, eso era inaudito-Lo haré yo solo.

Se sentaron a la mesa y el desayuno pasó como algo banal, nadie dijo nada fuera de lo común y ni siquiera fue algo ameno. Luka estaba preocupada,Kaito seguía dormido mientras Miku estaba jalando su bufanda, Meiko comenzaba con sus primeras bebidas y los únicos que se veían diferentes eran Rin y Gakupo,el cual evitaba a toda costa la mirada de Len.


martes, 12 de febrero de 2013


Capitulo 3- Derritiendo el helado.


Habían pasado varios días desde que comenzaba a ser “normal” que los gemelos estuvieran por toda la casa. Inclusive Kaito había acordado comprar un poco más de helado para compartir con ellos y el refrigerador había sido llenado de cosas que ellos podían comer. Sin mencionar que había plátanos y naranjas incluidas a la dieta de todos.

Mientras todos estaban felices de tener a los pequeños en casa, la diva Vocaloid Miku Hatsune estaba bastante molesta… No sólo porque sentía celos y envidia, sino porque no podía creer que ahora ya no era la consentida, inclusive Kaito había dejado de prestarle atención, ahora todo el día se la pasaba con ese niño molesto que se creía el más bonito de la casa.

-He convocado esta junta- decía Miku con su peculiar acento- porque están cerca las audiciones.

Las audiciones, ¡Vaya noticia! Y así comenzaba el trabajo para todos y Kaito se sentía aún más frustrado por no poder componer ni una sola nota. Miku estaba segura de si misma, siempre resultaba ser la favorita por mucho y todos los demás no eran más que un extra. Inclusive cantar a dueto con ella era todo un reto, no porque fuera difícil, sino porque Miku ponía demasiadas trabas; y era ella misma quien escogía a quien cantaba con ella, claro que siempre terminaba siendo Kaito el que cantaba con ella todas esas canciones románticas que hacían que les viera como una pareja de enamorados.

Estaban todos sentados en la sala, mirando a Miku, la cual estaba orgullosamente en medio, dando su gran discurso. Rin se abrazaba del brazo de Gakupo, y Kaito no hacía más que sorprenderse de la naturalidad con que lo tomaba ahora.

-Entonces he decidido que hay que ensayar- Miku sólo quería que todos cantaran para dejaren claro que ella sería siempre la diva con la voz más hermosa.

-Paso- dijo Kaito- sabes bien que no he podido escribir nada desde hace tiempo- bajó la mirada un poco y volvió a su taza de helado. Si, estaba comiendo helado.

Len estaba sentado a su lado, lo miró de reojo y pensó en lo que acababa de escuchar.

-Yo te puedo ayudar a componer- dijo el niño rubio con una sonrisa.

-Gracias, Len- Kaito le devolvió la sonrisa.

Y la diva se enfureció.

-Los hermanos Kagamine deben cantar juntos- dijo como poniéndolos juntos a fuerzas.

Len la miró con una mirada seria y luego volvió sus ojos a Rin, quien también lo miraba atentamente. Los dos se levantaron de la comodidad de sus asientos y caminaron hasta donde estaba Miku.

-Yo siempre he cantado con Rin- dijo Len tomando la mano de su hermana- es la mejor compañera que puedo tener en el escenario, y es la chica con la mejor voz que he conocido.

-¡Así se habla!- gritó una Meiko, ya medio mareada pero llena de emoción.

Rin sonrió ante el comentario de su hermano y apretó más su mano.

-Y yo pienso que Len es la mejor voz con la que puedo cantar.

-Además- Len miró a Miku desafiante- Rin es la chica más linda que hay en este lugar. Porque claro, si yo fuera chica, sería la mejor.

Kaito y Gakupo se sonrojaron, cada quien por su respectivo gemelo, pero aún así todos los demás se conmovieron por el discurso de los gemelos. Todos excepto la chica de las coletas.

-Comos sea-no atinó a decir nada más- ustedes van a estar juntos.

-Permítanos demostrarles de lo que somos capaces- dijeron los dos, perfectamente sincronizados- cantaremos a capela sólo para ustedes.

Sin soltar sus manos comenzaron a cantar, y sus voces resonaron por toda la casa como si tuvieran un amplificador atado a sus gargantas. La dulce voz de Rin acompañada de la acidez de Len les hacía un dúo más que perfecto.

Todos se quedaron callados mientras disfrutaban de sus voces acústicamente perfectas.


KURIPUTON no minna-san  ima made sodatete kurete arigatouIma sudachi no toki ga kite  bokura tabidatte iku yoROODOROORAA de!


Los gemelos le ponían empeño y un sentimiento impresionante, a pesar de que sólo cantaban sobre su gran aplanadora amarilla. Luka entrelazaba sus manos junto a su rostro para disfrutar de sus voces y Meiko estaba más que contenta, le ponía de buen humor y con muchas ganas de seguir con la fiesta. Gakupo disfrutaba de la vistade la pequeña Rin, y en ese momento pensaba en una canción.

Sólo Kaito estaba pasmado sin nada que decir, sólo se sorprendía más y más, pensaba en esa voz y en toda su perfección; sería lindo poder hacer un dueto con él.

-Gracias -los dos hicieron una reverencia mientras todos les aplaudían.

Miku aplaudía de mala gana y muy despacio, restregando todos sus sentimientos en ojos de Len.

-Deberían cantar otra- dijo la diva mientras tomaba el lugar en el sillón que había sido de Len- ¿verdad Kaito?- lo miró y le sonrió mientras se abrazaba de su brazo.

-Eh…- Kaito no supo que hacer, por una parte si quería escuchar más a los gemelos, pero también quería que Miku se quitara de allí; sentía que los ojos de Len lo fulminaban.- Creo que… sería lindo- atinó a decir mientras sonreía con preocupación.

Rin se dio cuenta de la actitud de Miku y apretó más la mano de su hermano, mientras este no hacía otra cosa que mirar seriamente la escena que le disgustaba de sobremanera.

-Ya no quiero cantar- dijo sin más.

Todos se quedaron callados ante la seriedad con la que hablaba el chico, parecía que era todo un adulto.

-¿Por qué no jugamos algo?- Rin soltó la mano de Len y sonrío inocentemente hacía donde estaban Luka, Meiko y Gakupo.

-Me parece buena idea- dijo Gakupo tratando de captar la indirecta que Rin había mandado.

“Esto se va a poner feo” dijo Rin con los ojos. Y el súper entrenado samurai lo captó de inmediato “Todo bajo control” respondió con los ojos.

-Que niño tan inmaduro- dijo Miku- Eso no es profesionalismo.

Le dolió, apretó los puños de sus manos sin dejar de mirar a Miku fijamente. La tensión de la situación subió a tal punto, que Rin se preocupó, sabía de lo que su hermano era capaz cuando estaba enfadado. Tenía ganas de decir “Aquí la inmadura eres tu” y defender a Len, pero sabía que eso sólo empeoraría las cosas.

-No thank you- dijo Len en un tono como cantando.

Y para sorpresa de todos, comenzó a cantar sobre el no querer cantar.


utae nai , utaeruwakenaidaro !utawa nai , No Thank You!!shikata naize ? rouman ha daze !?sono yume ha hakanai kara ...


Su voz era impresionantemente fuerte, y el tono que usaba era perfecto, altísimo y luego bajaba.

-Len siempre improvisando- Rin se sentó de nuevo junto a Gakupo, cruzando los brazos con una sonrisa en el rostro- había olvidado la habilidad de Len para hacer lo que quiere.

-Menos mal que tu hermano es inteligente- Gakupo cerró los ojos con satisfacción.

-¿Por qué dices eso?

-Porque Kaito es un completo imbécil.

Cuando Len terminó de cantar su canción sobre “no cantar” la diva estaba impresionada, le habían dado una cachetada con guante blanco y ya no sabía que hacer ni que decir, ahora la inmadura parecería ella si hacía algún comentario estúpido. Claro, a sus 16 años no se podía esperar mucho de la princesa, ¿verdad?

Kaito se quedó boquiabierto y comenzó a aplaudir, haciendo el agarre de Miku a un lado.

-Que maravilloso- sonrió- me inspiras Len- si, estaba contento porque podía sentir la emoción de la canción. ¿Así que eso era la verdadera inspiración?- Me encantaría escuchar todo eso con música, sería demasiado genial, ¿no lo crees Miku?

La chica de cabello verde volteó su mirada y se puso de pie.

-Quizá, pero eso lo veremos después- se retiró totalmente enfadada.

-Pobrecilla-dijo Luka- Miku jamás se acostumbra a los nuevos talentos- y sonrió mientras revolvía el cabello de Rin- pero algún día tiene que aceptar que ellos son adorables.

Rin se dejó consentir por Luka, parecía como toda una madre con esa sonrisa paciente y esos ojos tan profundos.

Finalmente Len sonrió y se sentó donde era su lugar.

-Gracias-le dijo a Kaito.

El chico de hielo sólo respondió con una enorme sonrisa que logró sacar un sonrojo de las mejillas de Len.

***

La tarde había pasado entre juegos y pláticas, la ebriedad de Meiko y las extravagancias de Luka. Era hora de dormir y los únicos que estaban despiertos en casa eran sólo los hombres. Gakupo y Kaito se encontraban en la sala, mientras Len hacía cambios importantes en el pizarrón de su habitación.

“¡Maldita, te odio! ¡Eres una…!” y una sarta más de palabras que todos podrían jurar que los gemelos jamás habían escuchado en sus vidas.

Mientras los mayores revisaban “cosas importantes” en la sala.

-Dios-Kaito estaba rojo de pies a cabeza- ¿Cómo pueden hacer esas cosas?- se tapaba la cara.

-No hagas tanto ruido o vas a despertar a todas y nos van a correr- Gakupo sostenía una revista en sus manos.

Kaito ojeaba de vez en cuando, y luego volvía a apenarse demasiado y desviaba la mirada.

-La conseguí de recién- el samurai parecía orgulloso de sí mismo- No vas a negarme que es lo más sexy que verás en este mundo- soltó una risilla cómplice.

-¿Sexy?-una vocecita curiosa les espantó por detrás.

Los dos chicos saltaron de sorpresa. Kaito casi sentía que se le paraba el corazón al ver a Len detrás del sillón, observando atentamente lo que Gakupo estaba ojeando en la revista.

-Porno-apuntó la revista.

-Que descarado- Gakupo intentó cerrar la revista, pero luego lo pensó, Len no era tan pequeño y de seguro sabría muchísimo más que ellos sobre el tema.

-Que pena-Kaito tenía la cara completamente roja, pensaba y repasaba todo en su mente.

Se quedaron estáticos por un momento hasta que Len pasó sus brazos alrededor del cuello de Kaito y recargó su rostro en su hombro para ver con comodidad la revista en manos de Gakupo.

-¿No tiene chicos?

¡Vaya! Un comentario que los heló aún más de lo que ya estaban.

-¿Chicos?-lo repitió Gakupo- ¿Te gustan los chicos?

-Pues- Len comenzó con su explicación- me llaman más la atención, además de que me excita más imaginar a un chico que a una chica.

Kaito comenzó a sentir calor. ¿Calor? El príncipe del hielo sintiendo calor.

-La chica más hermosa del mundo es mi hermana- continuó Len- y jamás me atrevería a tocarla, simplemente las chicas son como mi hermana. No puedo imaginar nada pervertido con ellas.

-No debería hacer ningún comentario, ¿verdad?- Gakupo cerró la revista entre sus manos.

-No- Len lo miró juguetón- ¿Crees que no sé que andas con mi hermana? Sería extraño ver porno con mi cuñado mientras sé que te imaginas a Rin.

OK, esa plática estaba rebasando los límites de Kaito, quien simplemente trataba de no mirar a nadie a los ojos y controlar el calor que invadía su cuerpo. Dios, esa bufanda estaba demasiada pegada a su cuello, justo como lo estaba Len.

Gakupo se puso de pie.

-Creo que mejor me voy- estaba incómodo, un pequeño niño lo había logrado derrotar- eres todo un maestro- dijo al momento que salió corriendo hacía su habitación.

Len sonrió con satisfacción.

-No quería asustarlo- susurró cerca del oído de Kaito- ¿Vamos a tu habitación?

domingo, 10 de febrero de 2013


Capitulo 2-El príncipe de hielo y la aplanadora amarilla.

Lo repasaba en su mente una y otra vez, pero no podía dormir, tenía que sacarlo de alguna manera. Así que se levantó con cuidado de no chocar su cabeza con la cama de arriba y camino descalzo por la habitación hasta toparse con el gran pizarrón donde Rin ya había puesto nombres y dibujitos extraños.
Tomó el plumón azul, borró lo que Rin había puesto y comenzó a escribir “Kaito es lindo, tiene bonitos ojos y es más mayor que yo” enseguida puso un corazón y volvió a la cama para poder descansar.
***

Kaito abrió los ojos al nuevo día, estaba cansado, estaba avergonzado de si mismo y la verdad es que no tenía ganas de cantar… de nuevo.

Llevaba semanas con ese bloqueo que no le dejaba cantar ni hacer nada. Era por eso que había decidido pedirle ayuda a Gakupo, pero las cosas sólo habían empeorado,ahora sentía miedo de ver a los gemelos Kagamine, más al ver a Len, que parecía tan encantador pero al mismo tiempo le inspiraba un miedo atroz.

Cerró los ojos y se tapó hasta la cabeza con sus sábanas azules. Tenía tantas ganas de un helado, un gran helado de sabor vainilla.

¡Si! Esa era la solución, comer un poco más de helado.

Se puso de pie, con lo que usaba de pijama: unos shorts azules con una camisa de blanca. Salió de su habitación con el cabello alborotado para toparse con una nevera… vacía…

-¿¡Qué demonios?!-buscó por todos lados frenéticamente.

¿Dónde estaba todo ese cargamento de helado que no dejaba que hubiera nada más en la nevera?¿Dónde estaba todo aquello que había comprado para su reciente bloqueo y negación absoluta?

Puso sus dos manos en su cabeza sin encontrar una explicación lógica.

-¡No! ¡No!¡No!- gritó con desesperación, sin importarle el que pudiera despertar a los demás.

Entonces escuchó una cuchara… si, era imposible no conocer ese sonido, eso que hace la cuchara cuando se hunde en el helado que ha sido previamente refrigerado a la temperatura ideal para que esté suave pero a la vez lo suficientemente consistente. ¡Helado! ¡Alguien se lo estaba comiendo en ese mismo instante! Volteó rápidamente y encontró a los gemelos, esos pequeños gemelos con sus bocas llenas de SU delicioso helado.

-¡Ah!-corrió hacía donde se encontraban los dos niños y miró con horror como los montones de botecitos de helado estaba vacíos- ¿¡Qué les pasa?!

Los gemelos estaban sentados en la sala, mirando a Kaito y luego los botes vacíos, de nuevo miraban a Kaito y luego se miraron entre sí.

-No sabíamos que eran tuyos- Rin se sacó la cuchara de la boca y dejó otro bote vacío- perdona…- se sintió un poco avergonzada por lo que acababa de hacer, y a que en sus planes nunca había estado molestar a Kaito, y menos después de lo que Len había puesto en el pizarrón.

Los hermanos Kagamine habían despertado un poco más temprano que todos los demás,tenían el estómago vacío y corrieron a la cocina para ver si había sobrado algo de lo que Meiko había hecho para la cena. Pero encontraron una mina de helado y como hacía años que no lo comían, terminaron con todo, ellos dos solos.

-Kaito- Len bajó sus ojos hacía el helado que él comía, aún había más de la mitad-perdónanos- le ofreció el pequeño vasito de helado.

Kaito miró los azules ojos de Len, si bien había sentido remordimiento por haberles gritado, ya que Rin parecía arrepentida, pero los ojos de Len tenían algo que no podía deducir.

Sintió un escalofrío por todo el cuerpo, lo cual era extraño en él. Tomó el vasito que le ofrecía Len y lo miró atentamente. El helado ya estaba un poco derretido, había sido sacado de su estado de perfección y tenía los estragos de que alguien le había profanado delicadamente con una pequeña cuchara del cajón izquierdo de…esta bien, eso ya se estaba saliendo del tema… pero así era Kaito en cuanto al helado.

-Perdonen-les dedicó una sonrisa, más a su pesar que a nada- es que… había… bueno, lo necesitaba- tomó lo que Len le ofrecía y se lo llevó a la boca; aún había un poco de un sabor diferente al helado.

-Lo sentimos mucho- los dos dijeron al mismo tiempo e hicieron una inclinación- te lo repondremos.

-No tienen por qué hacerlo- Kaito comenzó a caminar de regreso a su habitación- esta bien así.

Y se encerró con el seguro puesto, dejando a los dos pequeños en la sala.

-¿Hicimos algo muy malo?- preguntó Rin mirando todo el helado que habían comido.

-Quizá el helado es para Kaito como las bananas son para mi, o las naranjas para ti- Len lo pensó cuidadosamente- debemos reponerle todo lo que nos comimos.

-Oye Len-La pequeña comenzó a recoger toda la basura que habían dejado- Kaito es muy raro- luego miró a su hermano a los ojos- ¿No te quieres arrepentir de lo que pusiste en el pizarrón?

Len simplemente negó con la cabeza y comenzó a juntar toda la basura.

El desayuno no tardaría en servirse y los gemelos estaban tan llenos de tanto helado, que decidieron mejor comenzar a hacer sus investigaciones para llevar a cabo los planes que tenían especulados.

Le comentaron a Luka que no tenían hambre ya que habían comido mucho helado y se retiraron de la mesa. Todos se quedaron expectantes.

-¡Vaya!-mencionó Gakupo tomando de su taza de café- al parecer Kaito tampoco desayunará hoy.

-¿Será que piensa comer helado todo el día?- preguntó Meiko tomando su primera ronda de alcohol.

-No lo creo- Luka los interrumpió comiendo de su sándwich de atún- Los gemelos se comieron todo el helado.

El samurai lo pensó un rato y luego llegó a su conclusión.

-¡Esoexplica el grito de la mañana y la “aún mayor” depresión de Kaito!

-Me preocupa un poco- Luka seguía en su posición de adulto responsable- No queremos que nuestro chico de hielo se ponga triste.

Y mientras todos seguían platicando sobre la situación, Miku no hacía más que observarlos de reojo, tragándose miles de sentimientos que ascendían por su cuerpo. Oh claro, los gemelos Kagamine se habían escabullido por toda la clase, anotando todo y haciendo observaciones en todos los lugares posibles. Hasta que se toparon con la habitación de Gakupo.

Todo tenía un suave color lila, la habitación no era diferente a la suya, sólo que no había litera y todo tenía un aspecto medieval japonés.

-Aquí no hay nada- mencionó Len un poco fastidiado- ¿No crees que si te gusta alguien no deberías acosarlo de esta manera?

-¡Cállate Len!- Rin se sonrojó de pies a cabeza- estas celoso porque no podremos entrar ala habitación de Kaito y esculcar sus cosas.

Ahora era el menor de los gemelos el que estaba rojo.

-Yo no pienso esculcar nada- se cruzó de brazos y evitó mirar lo que Rin estaba haciendo- Pero dime ¿Qué buscas?

-Quiero alguna señal de que tiene novia o esta interesado en alguna chica.

-Rin, lo único que vas a encontrar es porno- Rin miró a los ojos a su hermano- No somos niños Rin, sabes perfectamente que un chico de su edad, sería raro que no tuviera porno por allí.

-Len,¿Guardas porno en nuestra habitación?

-No tengo necesidad de hacerlo- hizo una mueca- tengo bastante tiempo a solas en el baño.

-¡Basta, no quiero saber más!- Rin se tapó los oídos avergonzada.

Len río divertido, el atormentar a su hermana de esa manera le hacía muy feliz. Claro,sólo ellos dos sabían a lo mucho que podía llegar cada quien y su grado de madurez. Len sabía que Rin podía actuar como una niña pequeña, muy dulce y hermosamente consentida, pero era muy calculadora y fría a veces; aunque, no podía negar que siempre hacía lo correcto y tenía un gran sentido de lo que estaba bien. Rin sabía que Len era un niño muy precoz, que podía estar callado pero era el que mejor escuchaba y se daba cuenta de todo; que era muy torpe en recordar sus complicados planes, pero era muy listo a la hora de improvisar porque seguía sus impulsos y eran muy buenos.

Y ambos sabían que todos les miraban como niños pequeños, pero ellos querían más, tenían las mismas aspiraciones que todos en la casa; querían llegar a ser los mejores y  cumplir sus metas personales.

-Ya vámonos- Rin se rindió, no encontró ninguna prueba de que el samurai tuviese alguna relación sentimental.

Los dos salieron de la habitación y echaron un vistazo a la puerta blanca que estaba enfrente, cerrada con seguro: Kaito. Se sintieron culpables por el encierro del chico de azul y siguieron su camino hasta su propia habitación para juntar la información y escribir de nuevo en el pizarrón.

*****

“Kaito está enojado… Debo compensarlo” estaba escrito con azul en letra de Len.

“¿Tiene novia? Ojala no” estaba escrito con morado en letra de Rin.

***

La noche cayó y Kaito salió de su habitación, la verdad es que había dormido todo el día,la falta de helado le daba tanto sueño…

-Buenos días princesa de hielo- Gakupo estaba sentado en la sala mirando la televisión-¿estas consiente de que dormiste todo el día?

Kaito lo miró de reojo y se sentó a su lado en el sillón, sólo para darse cuenta que del otro lado estaba sentada Rin.

-Perdonen,no me di cuenta de que pasó tanto tiempo- los miró a los dos un poco sorprendido. Rin estaba recargada en el hombro del otro chico- es la falta de azúcar.

-¿Azúcar?-Gakupo no parecía molestarse con la presencia de Rin, más bien parecía estar cómodo- Mejor deberías ir a comprar helado.

-No deberías- Rin lo miró con sus ojos azules- Len fue a hacer eso hace tiempo. De seguro ya estará de regreso.

Kaito lo repasó en su mente.

-¿Se fue caminando?

Rin comenzó a reírse.

-Claro que no tonto- le sonrió- fue en la aplanadora.

¡¿Aplanadora?!¿¡Qué hace un niño conduciendo una cosa como esa?! Era mejor no hacer demasiadas preguntas.

El samurai le sonrió a Rin y dios, ellos se veían bastante cómodos allí… Pero Rin era una niña, ¿¡Qué demonios pensaba Gakupo?! Dejó de hacerse preguntas mentales y se dirigió hacía afuera, claro que no habría ningún carro más que… ¡Oh por dios qué era eso!

Se quedó helado ante la gran aplanadora amarilla aparcada fuera de la casa.

-Debería…-escuchó la voz entrecortada de Len- pero qué tal si…

Se acercó un poco más hasta estar lo suficientemente cerca y escuchar de lleno todo lo que decía.

-No, no podría- se escucharon varios ruidos- ¿Cómo se sentirá un oral?

¡¿Oral?!

Kaito no pudo evitar soltar un ruido, y Len se asomó hacía abajo para ver al chico que espiaba su conversación con él mismo.

-Kaito-sonrió- ¿Quieres subir?

-¿Estas haciendo algo que no debería ver?- preguntó completamente sonrojado al pensar e imaginar y… ¡Ah, basta!

-Aún no-soltó una risita- puedes subir, te tengo una sorpresa.

Estaba desconfiado, pero aún así subió a lado de Len y se acomodó en el asiento. Si que estaba cómodo, ahora entendía el por qué Len estaba imaginando tantas cosas allí sentado, y la vista, todo se veía tan alto bajo desde allí.

-¿Es de ustedes?- lo miró.

Sus ojos azules reluciendo en la oscuridad de la noche, esa mirada inocente cargada de algo que no lograba deducir; su voz sonaba como una melodía, podía ver las notas saliendo de su garganta cada vez que hablaba.

-Si-sonrió- Es nuestra gran aplanadora amarilla- cantó esa frase- siempre vengo aquí cuando quiero pensar en algo.

-¿Y en qué pensabas?

Vaya, el chico de hielo era bastante curioso, pareciera que Kaito era menor que Len en cuanto a cosas personales.

-Pues- bajó la mirada un poco apenado- en muchas cosas.

-Supongo que se sienten raros en una casa nueva- pensó en cuando él había llegado- Yo me sentía muy extraño, Miku es una persona con la que me llevo bien, pero no le tengo mucha confianza, hasta ahora mi mejor amigo sería Gakupo porque Meiko siempre está ebria y Luka me da un poco de miedo.

Los dos comenzaron a reír con la pequeña declaración de Kaito.

-Y…-siguió- lamento haberme portado tan mal últimamente con ustedes dos. No quería dejar una mala impresión- suspiró- quiero que se sientan bien y bienvenidos.

Len sacó de un lado una bolsa de plástico llena de helado.

-¿Borrón y cuenta nueva?- el chico de cabello güero le guiñó un ojo.

Y Kaito no pudo más que abrazarlo con mucha emoción.

-¡Eres un amor!- lo dijo sin pensarlo, pero no se arrepintió.

Cuando sintió que Len le correspondía el abrazo, totalmente avergonzado, pudo sentir que su corazón se aceleraba un poco.