Capitulo 5- Celos de hermanos y consejos de amigos
Los celos son un sentimiento involuntario, es algo que se puede controlar haciendo una mueca rara con el rostro y disimulando que no afecta, sin embargo no por eso se deja de sentir. Inclusive puedes apretar los dientes durante la noche y de todos modos vas a seguir sintiéndolos.
Esas fueron una de las pocas cosas que Len Kagamine hacía para combatir sus celos, de Miku, de Gakupo y de Rin. ¿Por qué de ellos? Sentía celos de Rin porque ella había hecho algo que él aún no, tenía celos de Gakupo porque a fin de cuentas estaba haciendo cochinadas con su hermana y se creía con el derecho de toquetear a Kaito también, y la más importante, tenía celos de Miku porque esa desgraciada siempre andaba prendida de su hermoso chico helado.
-Len- Estaba Luka revisando su dentadura, llevaba más de dos días con ese hábito extraño- Deberías dejar de apretar los dientes por la noche, es malo, no quiero tener que llevarte al dentista.
En la habitación de Luka, todo era de un matiz casi rosa con unos toques pasteles que le hacían ver femenino pero no aniñado, era simplemente un ambiente digno de una madre cariñosa.
-No lo hago conscientemente- Len se disculpó y se sentó en el suelo, mirando a Luka desde abajo- Es sólo que Rin no escribe desde hace dos días y está toda rara, por otro lado ¡Kaito me ignora! Nunca se quiere quedar a solas conmigo- cruzó los brazos con molestia.
-¿Rara?- al parecer Luka no había escuchado el “Kaito me ignora”- ¿Por qué no intentas hablar con ella?
Len se le quedó viendo algo extrañado.
-He hablado con ella- dijo- dejaré de apretar los dientes por la noche cuando todo se ponga en paz.
Dicho esto se puso de pie y se salió de la habitación de Luka para deambular por los pasillos de noche.
Luka se quedó pensando en muchas cosas y luego sonrió; después de todo, le había pedido a Kaito que cuidara a los gemelos y lo estaba haciendo perfectamente bien.
***
Ahora estaba sin saber que hacer, había estado evitando al pequeño Len por más de dos días y se sentía un poco culpable. No podía dejar de pesar en sus piernas, en sus caderas, en ese delicioso cuerpo que…
-¡¿Pero qué me pasa?!- se llevó las manos a la cabeza mientras comía su pequeño aperitivo de media noche.
Estaba sentado en la mesa, con su pijama puesta, comiendo un litro de helado, sólo para compensar el no poder dormir.
-Yo también me pregunto lo mismo Kaito- la voz de Gakupo a un lado suyo se hizo presente.
Kaito lo miró casi con miedo.
-¡¿Qué haces aquí?!- luego se le cruzó por la mente otra cosa- Gakupo… eres un idiota- metió la cabeza en el helado.
-¡¿Yo?!
Si, había sido por culpa de Gakupo que Kaito no podría acercarse a Len, y también había sido su culpa que se obsesionara con él… y, dios, ya ni siquiera recordaba el por qué era todo culpa de su amigo.
-Kaito- el samurái sacó a su amigo del helado- no es sano que hagas eso- lo miró con una sonrisa pícara- tu deberías de dejar de hacerte menso.
-¿Cómo tu?- lo miró- ¿Qué le hiciste a Rin?
“La pregunta” eso que todos querían saber.
-¡Kaito!- Gakupo saltó a sus brazos con lágrimas en los ojos- Deberías preguntar… ¿Qué me hizo ella?
¿Ella? Kaito no podía creer que hubiera sido su amigo el violado, pero ahora que lo pensaba mejor, también Len había sido el causante de sus desvelos y desesperadas noches de helado.
Rin y Len
Rin y Len…
-Esos gemelos son tan precoces- Gakupo comenzó a comer del helado de Kaito- pero ahora que Luka te ha pedido que los cuides, estás todo el tiempo con Rin y a Len lo abandonas.
-No es eso- los dos comían del helado como dos mujeres deprimidas- lo que pasa es que eres un pedófilo.
-¿Yo? Oye Kaito, ¿te haz visto en un espejo?
Los dos amigos comenzaron a reír ante la ironía de la situación.
-De cierta manera, nosotros sólo somos víctimas- razonó el samurái- ahora lo inevitable se ha hecho realidad. Ahora tú debes decidir, mejor dicho, si quieres dejarte llevar por el jueguito de Len o hacerte un adulto responsable.
El chico de hielo se quedó pensando largo rato con la cuchara en la boca, ¿el jueguito de Len? Le gustaba ese juego, le hacía sentir ese calor que recorría su cuerpo todas las noches, esa necesidad de tocarlo, de hacerlo suyo, esa lujuria que jamás en sus veinte años había sentido nunca.
Lo que pasa es que Kaito es un niño pequeño, y Len es un muchacho lujurioso. O al menos a esa conclusión había llegado el mismo Kaito frente a su escritorio, con una hoja de papel y un nuevo helado esperando a ser comido hasta la última cucharada.
Al menos sabía que esa noche Gakupo no sería violado, porque la habitación de los gemelos se encontraba custodiada por él.
-Len…- suspiró al tomar un lápiz y comenzar a hacer trazos en la hoja.
Lo imaginó de nuevo, esta vez se dejó llevar por las imágenes que hacía su mente sobre sus ojos.
El pequeño Len sin ese estorboso short, con sus mejillas rojas y los labios medio abiertos. Su cabello suelto y revuelto, sin esa camisa….
Puso sus manos entre sus piernas con un gran sonrojo en su rostro.
-¿Qué es lo que estoy pensando?- no podía evitarlo.
Bastaba una simple imagen para ponerlo así, y la verdad es que no quería dejarse llevar por ese sentimiento necesitado que atravesaba su cuerpo, quería… necesitaba…
Se paró silenciosamente y puso el seguro en la puerta de su habitación; no quería ninguna interrupción.
Así comenzó a imaginar… el besar su cuello, y ese gemido imaginario que salió de sus pequeños labios, mientras pasaba sus temblorosas manos por su pecho, enredando sus dedos en su larga bufanda.
¿Qué clase de expresión haría Len en un momento como ese? De seguro sonreiría maliciosamente y abriría sus piernas lo más posible. Cerró sus ojos para imaginarlo mejor, hizo a un lado la bufanda y procedió a atender lo que había entre sus piernas que demandaba atención. Metió su mano izquierda por debajo de su ropa interior y suspiró al sentir su propia exaltación.
“Kaito” de seguro gemiría de esa manera, y mostraría su pecho desnudo “tócame”
Mordió su labio inferior para no hacer ningún ruido y comenzó a mover su mano experta por entre sus piernas, tomó su erección con cierta duda y comenzó a darse un poco de placer momentáneo.
“Ah” de seguro cerraría sus ojos azules y le dejaría hacer lo que quisiera “Kaito, dame todo lo que tengas”
Continuó con ese movimiento que le estaba volviendo loco, ese movimiento que le alentaba a gritar, a salir corriendo de su habitación y tomar al gemelo rubio que le atormentaba en las noches de insomnio.
Su nombre saliendo de los labios de Len, esos gemidos que sus manos provocaban.
-Ah- no podía aguantarlo más.
Se dedicó por completo a atenderse a si mismo y sintió pronto su orgasmo.
“¡Ah” acompañado del orgasmo de Len en su imaginación. Sacó su mano de donde estaba y alcanzó la caja de kleenex que estaba en su escritorio.
-Diablos- mencionó con un notorio sonrojo en su rostro mientras limpiaba todo- me voy a volver loco.
Fue cuando sus ojos azules se fijaron en la hoja blanca frente a el.
Shotarella escribió de repente y no pudo detener su escritura en toda la noche. La inspiración había regresado a él en forma de un bello gemelo rubio llamado Len Kagamine, ¿verdad?
***
Len no podía dormir, cruzaba los brazos por atrás de su cabeza.
-Rin- sabía que ella también estaba despierta.
-Len- ella le contestó.
-Nunca me contestaste- estaba un poco molesto.
-Lo siento Len- Rin asomó su cabeza desde su cama, que era la de arriba- En seguida lo haré- sonrió- es que… realmente creo que estoy confundida.
Dicho esto, se bajó de la cama y caminó hasta el pizarrón para escribir con el plumón morado.
-¿Confundida? ¿Por qué?
“Ya… y creo que lo amo” puso sin más y se sentó en el piso.
Los ojos de Len se abrieron de par en par, dejando ver ese brillo azul en sus ojos.
-¿Enamorada?- caminó rápido hasta sentarse a un lado de Rin y la abrazó con emoción- ¡Es increíble Rin! Ahora debes lucha por él, claro que si te hace algo lo voy a matar.
Rin sonrió un poco insegura.
-Len, ¿Tú sientes algo por Kaito?
Se quedó callado de repente y se sumió al silencio. Se puso de pie y escribió con el plumón azul.
“No lo sé… pero lo averiguaré pronto”
Y le sonrió a su hermana, la cual estaba más tranquila después de confesar su amor por el samurái. Len pensaba en como hacer para quitar la seguridad que los envolvía y ayudar a Rin para que estuviera a solas con Gakupo.
-Debes decírselo- dijo Len- Kaito y yo te ayudaremos- sonrió con seguridad.- se lo pediré de favor y me daré cuenta si realmente siento algo por él.