domingo, 10 de febrero de 2013


Capitulo 2-El príncipe de hielo y la aplanadora amarilla.

Lo repasaba en su mente una y otra vez, pero no podía dormir, tenía que sacarlo de alguna manera. Así que se levantó con cuidado de no chocar su cabeza con la cama de arriba y camino descalzo por la habitación hasta toparse con el gran pizarrón donde Rin ya había puesto nombres y dibujitos extraños.
Tomó el plumón azul, borró lo que Rin había puesto y comenzó a escribir “Kaito es lindo, tiene bonitos ojos y es más mayor que yo” enseguida puso un corazón y volvió a la cama para poder descansar.
***

Kaito abrió los ojos al nuevo día, estaba cansado, estaba avergonzado de si mismo y la verdad es que no tenía ganas de cantar… de nuevo.

Llevaba semanas con ese bloqueo que no le dejaba cantar ni hacer nada. Era por eso que había decidido pedirle ayuda a Gakupo, pero las cosas sólo habían empeorado,ahora sentía miedo de ver a los gemelos Kagamine, más al ver a Len, que parecía tan encantador pero al mismo tiempo le inspiraba un miedo atroz.

Cerró los ojos y se tapó hasta la cabeza con sus sábanas azules. Tenía tantas ganas de un helado, un gran helado de sabor vainilla.

¡Si! Esa era la solución, comer un poco más de helado.

Se puso de pie, con lo que usaba de pijama: unos shorts azules con una camisa de blanca. Salió de su habitación con el cabello alborotado para toparse con una nevera… vacía…

-¿¡Qué demonios?!-buscó por todos lados frenéticamente.

¿Dónde estaba todo ese cargamento de helado que no dejaba que hubiera nada más en la nevera?¿Dónde estaba todo aquello que había comprado para su reciente bloqueo y negación absoluta?

Puso sus dos manos en su cabeza sin encontrar una explicación lógica.

-¡No! ¡No!¡No!- gritó con desesperación, sin importarle el que pudiera despertar a los demás.

Entonces escuchó una cuchara… si, era imposible no conocer ese sonido, eso que hace la cuchara cuando se hunde en el helado que ha sido previamente refrigerado a la temperatura ideal para que esté suave pero a la vez lo suficientemente consistente. ¡Helado! ¡Alguien se lo estaba comiendo en ese mismo instante! Volteó rápidamente y encontró a los gemelos, esos pequeños gemelos con sus bocas llenas de SU delicioso helado.

-¡Ah!-corrió hacía donde se encontraban los dos niños y miró con horror como los montones de botecitos de helado estaba vacíos- ¿¡Qué les pasa?!

Los gemelos estaban sentados en la sala, mirando a Kaito y luego los botes vacíos, de nuevo miraban a Kaito y luego se miraron entre sí.

-No sabíamos que eran tuyos- Rin se sacó la cuchara de la boca y dejó otro bote vacío- perdona…- se sintió un poco avergonzada por lo que acababa de hacer, y a que en sus planes nunca había estado molestar a Kaito, y menos después de lo que Len había puesto en el pizarrón.

Los hermanos Kagamine habían despertado un poco más temprano que todos los demás,tenían el estómago vacío y corrieron a la cocina para ver si había sobrado algo de lo que Meiko había hecho para la cena. Pero encontraron una mina de helado y como hacía años que no lo comían, terminaron con todo, ellos dos solos.

-Kaito- Len bajó sus ojos hacía el helado que él comía, aún había más de la mitad-perdónanos- le ofreció el pequeño vasito de helado.

Kaito miró los azules ojos de Len, si bien había sentido remordimiento por haberles gritado, ya que Rin parecía arrepentida, pero los ojos de Len tenían algo que no podía deducir.

Sintió un escalofrío por todo el cuerpo, lo cual era extraño en él. Tomó el vasito que le ofrecía Len y lo miró atentamente. El helado ya estaba un poco derretido, había sido sacado de su estado de perfección y tenía los estragos de que alguien le había profanado delicadamente con una pequeña cuchara del cajón izquierdo de…esta bien, eso ya se estaba saliendo del tema… pero así era Kaito en cuanto al helado.

-Perdonen-les dedicó una sonrisa, más a su pesar que a nada- es que… había… bueno, lo necesitaba- tomó lo que Len le ofrecía y se lo llevó a la boca; aún había un poco de un sabor diferente al helado.

-Lo sentimos mucho- los dos dijeron al mismo tiempo e hicieron una inclinación- te lo repondremos.

-No tienen por qué hacerlo- Kaito comenzó a caminar de regreso a su habitación- esta bien así.

Y se encerró con el seguro puesto, dejando a los dos pequeños en la sala.

-¿Hicimos algo muy malo?- preguntó Rin mirando todo el helado que habían comido.

-Quizá el helado es para Kaito como las bananas son para mi, o las naranjas para ti- Len lo pensó cuidadosamente- debemos reponerle todo lo que nos comimos.

-Oye Len-La pequeña comenzó a recoger toda la basura que habían dejado- Kaito es muy raro- luego miró a su hermano a los ojos- ¿No te quieres arrepentir de lo que pusiste en el pizarrón?

Len simplemente negó con la cabeza y comenzó a juntar toda la basura.

El desayuno no tardaría en servirse y los gemelos estaban tan llenos de tanto helado, que decidieron mejor comenzar a hacer sus investigaciones para llevar a cabo los planes que tenían especulados.

Le comentaron a Luka que no tenían hambre ya que habían comido mucho helado y se retiraron de la mesa. Todos se quedaron expectantes.

-¡Vaya!-mencionó Gakupo tomando de su taza de café- al parecer Kaito tampoco desayunará hoy.

-¿Será que piensa comer helado todo el día?- preguntó Meiko tomando su primera ronda de alcohol.

-No lo creo- Luka los interrumpió comiendo de su sándwich de atún- Los gemelos se comieron todo el helado.

El samurai lo pensó un rato y luego llegó a su conclusión.

-¡Esoexplica el grito de la mañana y la “aún mayor” depresión de Kaito!

-Me preocupa un poco- Luka seguía en su posición de adulto responsable- No queremos que nuestro chico de hielo se ponga triste.

Y mientras todos seguían platicando sobre la situación, Miku no hacía más que observarlos de reojo, tragándose miles de sentimientos que ascendían por su cuerpo. Oh claro, los gemelos Kagamine se habían escabullido por toda la clase, anotando todo y haciendo observaciones en todos los lugares posibles. Hasta que se toparon con la habitación de Gakupo.

Todo tenía un suave color lila, la habitación no era diferente a la suya, sólo que no había litera y todo tenía un aspecto medieval japonés.

-Aquí no hay nada- mencionó Len un poco fastidiado- ¿No crees que si te gusta alguien no deberías acosarlo de esta manera?

-¡Cállate Len!- Rin se sonrojó de pies a cabeza- estas celoso porque no podremos entrar ala habitación de Kaito y esculcar sus cosas.

Ahora era el menor de los gemelos el que estaba rojo.

-Yo no pienso esculcar nada- se cruzó de brazos y evitó mirar lo que Rin estaba haciendo- Pero dime ¿Qué buscas?

-Quiero alguna señal de que tiene novia o esta interesado en alguna chica.

-Rin, lo único que vas a encontrar es porno- Rin miró a los ojos a su hermano- No somos niños Rin, sabes perfectamente que un chico de su edad, sería raro que no tuviera porno por allí.

-Len,¿Guardas porno en nuestra habitación?

-No tengo necesidad de hacerlo- hizo una mueca- tengo bastante tiempo a solas en el baño.

-¡Basta, no quiero saber más!- Rin se tapó los oídos avergonzada.

Len río divertido, el atormentar a su hermana de esa manera le hacía muy feliz. Claro,sólo ellos dos sabían a lo mucho que podía llegar cada quien y su grado de madurez. Len sabía que Rin podía actuar como una niña pequeña, muy dulce y hermosamente consentida, pero era muy calculadora y fría a veces; aunque, no podía negar que siempre hacía lo correcto y tenía un gran sentido de lo que estaba bien. Rin sabía que Len era un niño muy precoz, que podía estar callado pero era el que mejor escuchaba y se daba cuenta de todo; que era muy torpe en recordar sus complicados planes, pero era muy listo a la hora de improvisar porque seguía sus impulsos y eran muy buenos.

Y ambos sabían que todos les miraban como niños pequeños, pero ellos querían más, tenían las mismas aspiraciones que todos en la casa; querían llegar a ser los mejores y  cumplir sus metas personales.

-Ya vámonos- Rin se rindió, no encontró ninguna prueba de que el samurai tuviese alguna relación sentimental.

Los dos salieron de la habitación y echaron un vistazo a la puerta blanca que estaba enfrente, cerrada con seguro: Kaito. Se sintieron culpables por el encierro del chico de azul y siguieron su camino hasta su propia habitación para juntar la información y escribir de nuevo en el pizarrón.

*****

“Kaito está enojado… Debo compensarlo” estaba escrito con azul en letra de Len.

“¿Tiene novia? Ojala no” estaba escrito con morado en letra de Rin.

***

La noche cayó y Kaito salió de su habitación, la verdad es que había dormido todo el día,la falta de helado le daba tanto sueño…

-Buenos días princesa de hielo- Gakupo estaba sentado en la sala mirando la televisión-¿estas consiente de que dormiste todo el día?

Kaito lo miró de reojo y se sentó a su lado en el sillón, sólo para darse cuenta que del otro lado estaba sentada Rin.

-Perdonen,no me di cuenta de que pasó tanto tiempo- los miró a los dos un poco sorprendido. Rin estaba recargada en el hombro del otro chico- es la falta de azúcar.

-¿Azúcar?-Gakupo no parecía molestarse con la presencia de Rin, más bien parecía estar cómodo- Mejor deberías ir a comprar helado.

-No deberías- Rin lo miró con sus ojos azules- Len fue a hacer eso hace tiempo. De seguro ya estará de regreso.

Kaito lo repasó en su mente.

-¿Se fue caminando?

Rin comenzó a reírse.

-Claro que no tonto- le sonrió- fue en la aplanadora.

¡¿Aplanadora?!¿¡Qué hace un niño conduciendo una cosa como esa?! Era mejor no hacer demasiadas preguntas.

El samurai le sonrió a Rin y dios, ellos se veían bastante cómodos allí… Pero Rin era una niña, ¿¡Qué demonios pensaba Gakupo?! Dejó de hacerse preguntas mentales y se dirigió hacía afuera, claro que no habría ningún carro más que… ¡Oh por dios qué era eso!

Se quedó helado ante la gran aplanadora amarilla aparcada fuera de la casa.

-Debería…-escuchó la voz entrecortada de Len- pero qué tal si…

Se acercó un poco más hasta estar lo suficientemente cerca y escuchar de lleno todo lo que decía.

-No, no podría- se escucharon varios ruidos- ¿Cómo se sentirá un oral?

¡¿Oral?!

Kaito no pudo evitar soltar un ruido, y Len se asomó hacía abajo para ver al chico que espiaba su conversación con él mismo.

-Kaito-sonrió- ¿Quieres subir?

-¿Estas haciendo algo que no debería ver?- preguntó completamente sonrojado al pensar e imaginar y… ¡Ah, basta!

-Aún no-soltó una risita- puedes subir, te tengo una sorpresa.

Estaba desconfiado, pero aún así subió a lado de Len y se acomodó en el asiento. Si que estaba cómodo, ahora entendía el por qué Len estaba imaginando tantas cosas allí sentado, y la vista, todo se veía tan alto bajo desde allí.

-¿Es de ustedes?- lo miró.

Sus ojos azules reluciendo en la oscuridad de la noche, esa mirada inocente cargada de algo que no lograba deducir; su voz sonaba como una melodía, podía ver las notas saliendo de su garganta cada vez que hablaba.

-Si-sonrió- Es nuestra gran aplanadora amarilla- cantó esa frase- siempre vengo aquí cuando quiero pensar en algo.

-¿Y en qué pensabas?

Vaya, el chico de hielo era bastante curioso, pareciera que Kaito era menor que Len en cuanto a cosas personales.

-Pues- bajó la mirada un poco apenado- en muchas cosas.

-Supongo que se sienten raros en una casa nueva- pensó en cuando él había llegado- Yo me sentía muy extraño, Miku es una persona con la que me llevo bien, pero no le tengo mucha confianza, hasta ahora mi mejor amigo sería Gakupo porque Meiko siempre está ebria y Luka me da un poco de miedo.

Los dos comenzaron a reír con la pequeña declaración de Kaito.

-Y…-siguió- lamento haberme portado tan mal últimamente con ustedes dos. No quería dejar una mala impresión- suspiró- quiero que se sientan bien y bienvenidos.

Len sacó de un lado una bolsa de plástico llena de helado.

-¿Borrón y cuenta nueva?- el chico de cabello güero le guiñó un ojo.

Y Kaito no pudo más que abrazarlo con mucha emoción.

-¡Eres un amor!- lo dijo sin pensarlo, pero no se arrepintió.

Cuando sintió que Len le correspondía el abrazo, totalmente avergonzado, pudo sentir que su corazón se aceleraba un poco. 

1 comentario: